Vivir como quieres o como se supone que debes, no es una opción

23:05

¿Por qué permitimos a las personas decidir sobre que debemos hacer con nuestras vidas?


Todo comienza cuando eres niño, tus padres eligen tu nombre, la casa que vas a tener, los hermanos con quien vas a vivir, el colegio al cual vas a estudiar, las calificaciones que necesitas para ser bien aceptado, el corte de pelo que debes llevar y muchas cosas se suman a la lista las primeras dos décadas de tu vida. De repente tienes 18 años, y debes decidir qué vas a estudiar durante los próximo 5, porque con eso conseguirás un trabajo, y serás un ente productivo de la sociedad. Entonces te gradúas de esa importante carrera, consigues un empleo de 50 horas a la semana, sin contar las horas extra, para ahorrar lo suficiente para el futuro, que aún no conoces. 


A tus casi 30 decides casarte, con la persona que conociste en un bar de medianoche en tus días de desahogo de la oficina, usas tus ahorros para comprar una casa grande, donde puedas formar una familia y tener niños. Crías tus hijos y trabajas hasta que te sale tu pensión, ya tus hijos tienen sus familias o están terminando la universidad, tu pareja, si todavía la tienes, te pide que vendan la casa y se vallan a vivir a una estancia de descaso y así poder disfrutar la vida, aquella que desperdiciaste haciendo todo lo que estaba destinado a que hicieras con ella.

Esta historia se repite siempre, unas quizás más largas o emocionantes que otras, la veo en cada rostro que me cruzo en la calle cuando salgo por la mañana. Solo veo caras tristes, cansadas, molestas, esperanzadas, conformistas, malhumoradas, retrasadas. Cuando creen que tienen un respiro para desligarse de sus responsabilidades, les indican a los demás como deben vivir sus vidas, lo importante que es tener un plan, de no perder el tiempo en cosas poco productivas, de hacer las cosas bien porque es lo correcto y con suerte tendrán la dichosa vida que todos anhelan tener, y nadie sabe realmente cual es.

A mi corta edad me he dado cuenta que estos planes de vida con los que fuimos educados hace dos décadas eran solo una fantasía. Hoy veo mucha gente que vive deprimida, por no tener una carrera, un empleo importante, o una casa grande donde albergar una familia. Personas jóvenes se ven obligadas a tomar antidepresivos, y otras drogas más para poder soportar este mundo tan exigente y engañoso, donde esforzarse, como te dijeron en la escuela que hicieras,  no tiene los mismos resultados en la sociedad real. Somos una generación observada y Juzgada constantemente. Las personas solo se preocupan por opinar y aconsejar por situaciones que nunca han vivido, caminos que nunca han tenido que recorrer. Quiero que cuando alguien decida indicarme como debo de andar, que se tome primero la molestia, al menos, de recorrer una parte del camino a mi lado.

He decidido que quiero vivir mi vida como yo quiera, sin el odioso dogma de tienes que, o debes de. Aprender de mis propios errores, sin ser un acontecimiento de dominio público.  Poder reírme cuando quiera, hablar, chistar, gritar, llorar, amar, luchar, perder, y ganar. No quiero que me digan como lo debo hacer, ni que me acepten o me rechacen por ello, quiero hacerlo por mí misma, y si caigo me levanto con más fuerza.



Soy lo que quiero ser, no lo que la sociedad espera que sea.
La Millennial


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