Cuando tuve que enfrentar el fracaso
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Cada quien tiene su historia, algunas de cuentos de hadas, de
telenovela, y otras pocas de películas de acción. La mía en cambio ha sido toda
una montaña rusa sobre un volcán activo en medio de una guerra nuclear,
metafóricamente hablando, ha sido bastante complicada. Con sus momentos buenos,
otros muy buenos y muchos no tan buenos. Lo curioso es que muchos de esos
momentos no tan buenos han sido esas tocadas de fondo en las que la gravedad casi me mata y me obliga a reconsiderar la
vida como espectador y no como protagonista.
Todas estas caídas libres generalmente van muy ligadas al
fracaso, esa sensación terrible que nos
pasa de vez en vez, ya sea por nuestras malas decisiones o tener poca suerte en
algunos asuntos del diario vivir. Mis peores tocadas de fondo han ido ligadas a
temas de dinero, amor y carrera pero las que me han dejado un buen tiempo
en el hoyo fueron aquellas en las que
sentí el rechazo a fuego vivo.
Según la RAE el rechazo se define como el acto de rechazar,
que es mostrar oposición o desprecio a una persona, grupo, comunidad, etc. Con esto agrego a las
capacidades, talentos, oportunidades, competencias, metas, opiniones, y
sentimientos. Es decir, el rechazo viene de diferentes maneras y en contextos
amplios.
A mí me ha pasado que después de invertir toda mi juventud y
parte de mi adolescencia preparándome para el ‘‘futuro’’,
que ya es presente, me hayan cerrado puertas y ventanas en las narices, por no
estar lo suficientemente preparada. Y no soy la única, sé que muchos aun jóvenes
como yo han desperdiciado sus mejores años pensando que el futuro habría de ser
prometedor. Hoy me doy cuenta que la realidad es menos optimista, y anda mucho idiota
allá fuera que solo quieren cerrarte el paso y que no sigas creciendo.
‘‘La vida es demasiado corta para escuchar el ruido de los imbéciles. ’’
Es difícil en verdad poder salir del agujero negro que
representa saber que no tienes lo suficiente o lo necesario para hacer algo que
quieres, o como diría yo: que no te den la oportunidad. Es muy duro aceptar la
indiferencia de los demás ante nuestras propias capacidades y valores. Pero les
cuento que habrán muchas más en cola por llegar, yo ya he tenido decenas en una
sola década, y he aprendido a superarme y segur adelante a pesar del rechazo. Aceptémoslo, si les permitimos a los imbéciles
que dirijan nuestra barco, este nunca podrá navegar en alta mar. El futuro no
existe, es un invento para hacernos creer que todo estará mejor.
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