Es un año nuevo el que entra por la puerta, y a pesar de que llevo todo un mes de retraso  de haber tenido que colocar este post. Enero ha sido un mes complicado, me ha servido  de reflexión sobre la vida, lo que te deja, lo que se lleva y las buenas oportunidades que se cruzan en el camino.

Ya ha pasado todo un año desde que decidí iniciar este pequeño proyecto, cuando con solo un punto de interrogación en mi cabeza comencé a escribir de las cosas que veía, sentía y pensaba.

Durante todo este año he reinventado mi forma de ver las cosas, dejar de ser un protagonista, y ver la vida como espectador, con menos drama que antes. He podido entender muchas cosas, y pasado por otras tantas situaciones que me han dejado con un diploma de supervivencia.

He aprendido a ser más tolerante con los demás y conmigo misma, a fortalecer aquellas relaciones que estaban en declive, y dejar ir a quien no tenía intenciones de quedarse. He aprendido a no escuchar, cuando el mensaje está lleno de pesimismo y ambivalencia. 

Descubrí mucha música nueva. Me di cuenta de que debo ir tras mi propio instinto, que no debo flaquear cuando tengo un propósito de vida, y aunque aún no lo consigo del todo, no dejo de mirar mi objetivo.

Este año tengo muchas cosas más que contar, mucho que escribir, más historias que contar, y este proyecto lo seguiré echando hacia delante, viviendo, observando y retroalimentando.

Espero que este 2018, del cual ya ha pasado un mes bastante intenso, me sigas leyendo.

Nos vemos en el siguiente post, un abrazo.

La millennial.