La historia de cómo una crisis existencial no pudo acabar con mi existencia
16:44Photo by: Lacie Slezak |
Hay un factor muy curioso que afecta a esta generación, y es
que a pesar de ser quizás la más consumista de este siglo, o la que ‘‘lo tiene
todo’’, realmente somos la que ‘‘necesita de todo’’. Es común escuchar a
especialistas de la conducta decir que esta generación ha sido demasiado
consentida para aceptar el mundo real, poder hacerse cargo de responsabilidades
o adaptarse a la vida adulta.
Como estudiante sobresaliente de mi época comencé a estudiar
una carrera de grado cuando todavía era una adolescente. Imaginen una chica de
16 o 17 años tener que decidir en que invertirá los próximos 5 años de su vida,
para luego tener que enfrentarse a la voraz realidad de conseguir un empleo y
hacer carrera profesional. Muchos chicos en la misma situación que yo decidieron
abandonar, o cambiar aquello que sus padres pensaron que debía hacer, por algo
que a lo mejor no estaban seguros si pasarían toda la vida dedicándose a ello.
En este momento de la vida es cuando entiendes que debes
asumir responsabilidades, que debes conseguir un trabajo para pagar tu
matricula. Y en los peores casos debes tener 2 trabajos para poder cubrir todos
los gastos. Pasas de la vida despreocupada del colegio para tener que
dividir 24 horas en estudios, trabajo,
prácticas por entregar, y dormir 8 horas. A esa edad es sumamente complicado, y
no muchos pudimos lograrlo.
Photo by: Daniel Monteiro |
En esta etapa fue que comencé a conocer los desórdenes de
ansiedad, y los rostros de estas complicaciones. El mío no dejo de ser uno de
ellos, que no comprendía la rapidez con la que estaban sucediendo las cosas,
mucho menos el por qué debía aceptarlas.
Mi primera crisis fue durante el primer trimestre de mi
iniciación a la vida adulta. Comenzaron a surgir preguntas en mi mente de
¿Quién soy?, ¿Por qué estoy en este mundo?, ¿decepcionaré a mi familia si no
paso el semestre?, ¿Realmente esto que estoy haciendo vale la pena?, ¿Por qué
el universo es infinito y yo no puedo dormir 8 horas? Es un cuadro bastante
complicado, donde tienes más preguntas que respuestas concretas de por qué
estás obligado a hacer todas estas cosas que no te hacen feliz.
Photo by: Nikko Macaspac |
La segunda crisis sucedió cuando fui becaria para una
importante compañía. Estaba en los peldaños finales para ser libre de prácticas
de estudio y sesiones de clase interminables de 4 horas. Ya tenía un piso
compartido con 2 chicas más, y un empleo de medio tiempo mal remunerado al que
debía ofrecer la mejor sonrisa cuando algún tonto con cara de morbo me pida que
le trajera el informe y una taza de café. Es una época igual de difícil a la
anterior, solo que el estrés y el sentimiento de que la vida es una mierda y
nadie se ha molestado a contestar tus preguntas te acompañan a todas partes.
La tercera crisis, y quizás la más fuerte de todas es la muy
famosa crisis de los 25 que a algunos les llega un poco después, a los 30. Esta es
la crisis de la aceptación de la edad adulta, cuando reconoces que ya no te
puedes ir de fiestas un miércoles porque debes estar en la oficina por la
mañana. Que tus 5 años de universidad no significan un salario que te ayude a
recuperar la inversión de tiempo, horas de sueño, fiestas con amigos y todas
esas cosas que deben hacer los jóvenes a su edad. Además de que aprendes a
administrar gastos y leer las ofertas en los anaqueles del supermercado. En
esta etapa comprendes que la vida no está tan en tus manos, como te contaron
unos sabelotodo en ese taller de liderazgo,
que tomaste en tu primer semestre de la
universidad.
Photo by: Pim Chu |
Las crisis de ansiedad nunca acabaron, con el tiempo fueron
cambiando de depresión, a ataques de pánico, fobia social en algunos momentos e
incluso hasta cierta apatía al mundo que me rodeaba. Pero vamos que fui donde algún
especialista en algún momento, y descubrí que no soy capaz de llevar una rutina
de terapias. Así que tome todos los consejos que pude y los aplique a mi estilo
de vida.
No puedo admitir que hoy en plena vida adulta estoy libre de
algún desliz emocional, y que me imagine cosas como que el techo caerá sobre mi
cabeza de tantas preocupaciones, pero tener buenos amigos, hacer cosas nuevas
cada cierto tiempo, tomar riesgos, aprender a controlar la respiración y taparme los ojos de vez en cuando ante ciertas situaciones me ha ayudado
a poder sobrellevar las cosas. Sobre todo vivir acompañada de buena música, me
inspira a poder evitar pensamientos negativos y adoptar nuevas filosofías de
vida.
Photo by: Sydney Zentz |
Mi filosofía hoy día es poder hacer lo que yo quiera como
lo quiera yo, no los demás, y aceptar los resultados como vengan.
Ahora me surge la pregunta querido millennial ¿Cuál es tu filosofía de vida?
By La millennial
1 comentarios
Buen Post!
ResponderEliminarMe gusta tu filosofía!
Ya no soy Millenial, pero me gusta estar al tanto de lo que hacen (por mis hijos).
Arriba!
Dime que opinas.